Abutilon theophrasti
Abutilon theophrasti
La maleza Abutilon theophrasti se encuentra presente en el país, desde el año 2003, en las comunas de Mostazal, San Clemente, Maule, San Pedro, Melipilla, María Pinto, Isla de Maipo y Paine (regiones de O´Higgins, el Maule y Metropolitana), en forma focalizada, comprometiendo principalmente a terrenos destinados a la producción de cultivos industriales.
La maleza, entre algunas de sus características nocivas que le permiten mantenerse en las áreas en que se ha introducido, presenta una semilla dotada de una cutícula extremadamente dura que la hace resistente al paso por el tracto digestivo animal, incluyendo las aves, y manteniendo una viabilidad por períodos de hasta 50 años. Además, la producción de semillas por planta puede superar las 17.000 unidades.
El SAG mediante la Resolución N° 7.311/2009 (LINK) determinó que esta plaga ya no se encuentra bajo control oficial.
Características generales
La plaga es una planta anual de verano, por lo tanto, se puede detectar en terreno desde mediados de primavera en el mes de octubre, en que aparecen las primeras poblaciones de plántulas con características morfológicas muy definidas que permiten su identificación muy tempranamente, hasta las primeras heladas en el mes de mayo.
En condiciones nacionales se han establecido floraciones tardías bajo la canopia de cultivos altos como maíz y maravilla que se mantienen en pie para cosechar en mayo y junio. Aunque escasa, también existe producción de semillas.
Las semillas maduran 2 a 3 semanas después de la floración, aunque bajo condiciones de estrés producido por el arranque de plantas, la maduración puede obtenerse en menor tiempo.
La planta de Abutilon theophrasti puede alcanzar y superar la altura de cultivos altos como maíz y maravilla, pudiendo cosecharse en forma conjunta con los productos de dichas especies; en tal sentido, se han establecido medidas para evitar dicha situación que puede concluir en contaminación de semillas y graneles, que posteriormente son susceptibles de utilizarse para alimentación animal tras un proceso de transformación industrial.
Por otra parte, la lluvia de semillas al banco del suelo incrementa los niveles de infestación, desde donde pueden escurrir vía agua de riego o van a quedar como suelo contaminado a disposición de maquinaria o adherida a otras especies de raíz, como es el caso de remolacha o papa.